Cristina Ramírez. "Sin título", 2016
Cristina Ramírez. "Sin título", 2016
Tinta sobre papel.
25 x 35 cm.
A través de dibujos en blanco y negro, la artista presenta escenarios en los que explora la representación del terror y el horror con un lenguaje bidimensional. Sus paisajes poseen una potente carga simbólica y una cierta ambigüedad en el tratamiento espacial, alterando la percepción de los mismos y acercándolos al plano de lo imposible.
Precio con IVA incluido
Cristina Ramírez desarrolla su trabajo en el campo del dibujo y la escultura.
En su obra existe un cuestionamiento del sujeto y del mundo a través de la representación de paisaje, imagen de nuestro mundo, que a menudo se deforma, se rasga y se pervierte al entrar en conflicto con la irrupción de un mundo ajeno, de unas fuerzas desconocidas de otro orden. Para ello hace uso de una figuración en exceso nítida, prolija en detalles que no ofrece descanso a la mirada.
La mayoría de sus dibujos o esculturas son piezas de umbral: presencias o espacios intermedios, fruto de la intersección de dos mundos, el nuestro y aquél otro desconocido. En las obras hay una intención consciente de agotar la mirada, de retirarle los anclajes, bien sea por la superabundacia de información gráfica y detalles; bien por una ruptura con el punto de fuga único que le obliga a deambular de un lado a otro, recorriendo la superficie de la pieza; o bien por una fractura en la narración que viene dada por la inclusión de la geometría como elipsis o símbolo de esa otra naturaleza no humana. La paradoja se convierte así en una constante en virtud del deseo por mostrar lo informe, lo impensable, lo desconocido, a través de un exceso de materialismo.
Su obra muestra una crisis simbólica del orden que, además, conlleva un giro en la mirada, desechando un punto de vista antropocéntrico. Este desplazamiento pone el foco en lo nimio y anecdótico de la posición cósmica de nuestra especie.
El uso del blanco y negro que caracteriza la obra bidimensional de Ramírez bebe directamente del lenguaje del cómic contemporáneo de Charles Burns y el cómic "underground" americano, pero también de Moebius y la "ligne Claire" franco-belga, de los mangas de Katsuhiro Otomo y Suehiro Maruo, así como de Stéphane Blanquet y la ilustración contemporánea; sin olvidar la tradición romántica del paisaje europeo y a la estampa japonesa del “Ukiyo-e".